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CORREDOR BIOCULTURAL
Diana Hernández
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CHAC
Una constelación de santuarios naturales y rutas tradicionales de peregrinación se integran al paisaje como resonancia cultural de los huicholes
Las sociedades mesoamericanas que hoy conocemos como los huicholes o huixaritari (plur.) conforman una de las culturas nativas que han sobrevivido con mayor vitalidad en América. Esto ha sido posible gracias a la accidentada topografía de sus territorios, a su organización política descentralizada y a su capacidad de adaptación al entorno histórico, incluyendo una participación activa en la historia del Occidente de México. Sin embargo, la fuerza principal que permite su continuidad cultural es la tenacidad colectiva para cumplir con las tradiciones ancestrales. Éstas giran en torno a mantener relaciones positivas con los antepasados y deidades que controlan la naturaleza.
Alrededor de 35,000 huicholes viven en rancherías dispersas. Su territorio nuclear es de más de 400,000 hectáreas al sur de la Sierra Madre Occidental, donde convergen los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango. Forman parte de un continuo de culturas que se extienden desde los utes en Colorado y Utah, pasando por los hopis, pápagos y pimas en el suoreste de Estados Unidos, hasta los tarahumaras, yaquis, tepehuanos y coras en el noroeste de México.


El huichol o huixárica es una lengua ágrafa que pertenece a la familia yutoazteca y se transmite de forma oral, aunque en décadas recientes se ha venido desarrollando un sistema de escritura.
Su organización política es compleja ya que las jerarquías prehispánicas se imbrican con las de la Colonia y las modernas. El gobierno mexicano reconoce tres comunidades agrarias y diversos ejidos adyacentes, que comprenden a cinco tribus o gobernancias: Tuapurie o Santa Catarina Cuexcomatitlán, Huautia o San Sebastián Teponahuastlán, Curuxi Manhue o Tuxpan de Bolaños, Tateiquié o San Andrés Coahmiata, Tsatsitsiare o Guadalupe Ocotán y Uhueni Muyehue o Bancos de San Hipólito.
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CHAC
John Christian
Los clanes que conforman cada una de las gobernancias están agrupados en distritos en torno a los tuquipa. Estos son recintos ceremoniales conformados por un conjunto de templos alrededor de un patio circular. La traza prehispánica del tuquipa es un legado arquitectónico excepcional y es la base del enjambre social.
El ceremonialismo agrosilvícola es el componente preponderante de la vida espiritual. Los ciclos rituales están asociados a actividades como pedir la lluvia, preparar la milpa, recolectar aguas numinosas, recolectar el peyote, cazar el venado u obtener buena cosecha.
La función educativa de los ciclos rituales es fundamental para el devenir histórico del Pueblo Huixárica, ya que con ellos se recrea y transmite el legado ancestral, mediante cantos, relatos y rituales sofisticados. Este legado, además de los conocimientos chamánicos, religiosos o medicinales, incluye el uso diversificado y sostenible del paisaje y en particular la conservación de variedades endémicas de especies cultivadas. De esta manera, los huicholes contribuyen al mantenimiento de la agrodiversidad mundial.

Las sociedades mesoamericanas que hoy conocemos como los huicholes o huixaritari (plur.) conforman una de las culturas nativas que han sobrevivido con mayor vitalidad en América. Esto ha sido posible gracias a la accidentada topografía de sus territorios, a su organización política descentralizada y a su capacidad de adaptación al entorno histórico, incluyendo una participación activa en la historia del Occidente de México. Sin embargo, la fuerza principal que permite su continuidad cultural es la tenacidad colectiva para cumplir con las tradiciones ancestrales. Éstas giran en torno a mantener relaciones positivas con los antepasados y deidades que controlan la naturaleza.
Alrededor de 35,000 huicholes viven en rancherías dispersas. Su territorio nuclear es de más de 400,000 hectáreas al sur de la Sierra Madre Occidental, donde convergen los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango. Forman parte de un continuo de culturas que se extienden desde los utes en Colorado y Utah, pasando por los hopis, pápagos y pimas en el suoreste de Estados Unidos, hasta los tarahumaras, yaquis, tepehuanos y coras en el noroeste de México.

El huichol o huixárica es una lengua ágrafa que pertenece a la familia yutoazteca y se transmite de forma oral, aunque en décadas recientes se ha venido desarrollando un sistema de escritura.
Su organización política es compleja ya que las jerarquías prehispánicas se imbrican con las de la Colonia y las modernas. El gobierno mexicano reconoce tres comunidades agrarias y diversos ejidos adyacentes, que comprenden a cinco tribus o gobernancias: Tuapurie o Santa Catarina Cuexcomatitlán, Huautia o San Sebastián Teponahuastlán, Curuxi Manhue o Tuxpan de Bolaños, Tateiquié o San Andrés Coahmiata, Tsatsitsiare o Guadalupe Ocotán y Uhueni Muyehue o Bancos de San Hipólito.
Los clanes que conforman cada una de las gobernancias están agrupados en distritos en torno a los tuquipa. Estos son recintos ceremoniales conformados por un conjunto de templos alrededor de un patio circular. La traza prehispánica del tuquipa es un legado arquitectónico excepcional y es la base del enjambre social.
El ceremonialismo agrosilvícola es el componente preponderante de la vida espiritual. Los ciclos rituales están asociados a actividades como pedir la lluvia, preparar la milpa, recolectar aguas numinosas, recolectar el peyote, cazar el venado u obtener buena cosecha.
La función educativa de los ciclos rituales es fundamental para el devenir histórico del Pueblo Huixárica, ya que con ellos se recrea y transmite el legado ancestral, mediante cantos, relatos y rituales sofisticados. Este legado, además de los conocimientos chamánicos, religiosos o medicinales, incluye el uso diversificado y sostenible del paisaje y en particular la conservación de variedades endémicas de especies cultivadas. De esta manera, los huicholes contribuyen al mantenimiento de la agrodiversidad mundial.
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"Los sitios sagrados naturales quizá sean el método más antiguo de protección de hábitats. Su conservación es esencial tanto para la cultura como a la biodiversidad."
La geografía cultural huixárica se extiende más allá de sus tierras comunales hacia los sitios sagrados, a los que acuden siguiendo rutas ancestrales de peregrinación. Es notable que gran parte de esta geografía es compartida con los pueblos coras y tepehuanos.

La cultura huixárica depende de la integridad de los santuarios naturales que visitan durante sus peregrinaciones y que se encuentran en todas las direcciones: las montañas del norte en tierras tepehuanas dentro de la misma Sierra Madre Occidental; rumbo al oeste, hacia los humedales y la costa nayarita; y hacia el sur, donde se localizan los lagos del centro de Jalisco. Incluso aún hay ancianos que recuerdan una ruta al Valle de México.
A lo largo de las rutas se veneran a las deidades y ancestros que tienen su morada en los sitios sagrados naturales, como ríos, manantiales, bosques, cerros o cuevas. Las deidades se manifiestan en ciertos animales como el venado, el lobo y el águila real, en plantas como el maíz y el amaranto, o bien en fenómenos meteorológicos como las nubes y el viento.
En ciertos lugares se presentan concentraciones de sitios que forman paisajes sagrados como lo son Huiricuta, Xurahue Muyeca (Sierra de Cardos en Zacatecas) y la propia Sierra de los Huicholes.
El tiempo ritual indígena, que busca una identificación profunda de las personas con los fenómenos naturales, ha logrado sobrevivir en un medio utilitario, de cambio acelerado y degradación.
John Christian
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CHAC
Ruta a Huiricuta
La ruta al este, rumbo a Huiricuta, sobresale por su jerarquía en los ciclos rituales, la frecuencia con que se utiliza y el número de usuarios. Su longitud es aproximadamente de 450 km en sentido este noreste. Comienza en el corazón del territorio huichol, atraviesa los estados de Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí y termina en la región de Huiricuta, adyacente al poblado histórico de Real de Catorce.
Además de venerar y visitar a docenas de deidades y sitios sagrados, una de las funciones principales de la ruta es la recolecta de diversas plantas. Entre ellas, destaca el peyote, cactácea enteógena que es endémica del Desierto Chihuahuense. Durante milenios, numerosas culturas originarias han utilizado el cacto sagrado con fines medicinales o para establecer comunicación con deidades y antepasados.

JOhn lilly
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CHAC
Rutas prehispánicas de intercambio
Las rutas actuales de peregrinación de los huicholes son el relicto vivo más representativo de las rutas de intercambio que conectaron y enriquecieron culturalmente a los pueblos del continente americano por milenios.
Ya sea por motivos comerciales, políticos, bélicos, religiosos o de exploración, los intercambios han influido en el desarrollo y la complejidad de las culturas. En América, gracias a ellas se dieron procesos de integración continental en direcciones múltiples a lo largo de milenios. Regiones tan distantes como el norte de Chile y el Occidente de México se comunicaron al menos desde el 1500 a.C.
Conforme se estructuraban los sistemas de intercambio, se fueron creando códigos de información simbólica, dando origen al intercambio ceremonial. Los bienes exóticos más cotizados desempeñaron un papel clave, tanto en el comercio como en las guerras:
minerales como la turquesa, la obsidiana, la plata o el cobre; subproductos de origen animal y vegetal como conchas de moluscos, plumas, maíz, chile o cacao; plantas enteógenas como el peyote o el tabaco y hasta seres humanos como esclavos o concubinas.
El territorio de los huicholes en la Sierra Madre ha tenido oferta escasa de bienes preciosos. Sin embargo, los huixaritari y sus antepasados fueron actores en los sistemas de intercambio y guerras regionales. Su posición geográfica les permitió participar en el comercio entre las llanuras costeras con sus puertos marítimos y los principales caminos de tierra adentro. Estos últimos, como la ruta de la turquesa o la ruta de propagación del maíz y del frijol, tejieron los vínculos entre Mesoamérica y el Norte de México (o Suroeste de los Estados Unidos).

"Los sitios sagrados naturales quizá sean el método más antiguo de protección de hábitats. Su conservación es esencial tanto para la cultura como a la biodiversidad."
La geografía cultural huixárica se extiende más allá de sus tierras comunales hacia los sitios sagrados, a los que acuden siguiendo rutas ancestrales de peregrinación. Es notable que gran parte de esta geografía es compartida con los pueblos coras y tepehuanos.
La cultura huixárica depende de la integridad de los santuarios naturales que visitan durante sus peregrinaciones y que se encuentran en todas las direcciones: las montañas del norte en tierras tepehuanas dentro de la misma Sierra Madre Occidental; rumbo al oeste, hacia los humedales y la costa nayarita; y hacia el sur, donde se localizan los lagos del centro de Jalisco. Incluso aún hay ancianos que recuerdan una ruta al Valle de México.
A lo largo de las rutas se veneran a las deidades y ancestros que tienen su morada en los sitios sagrados naturales, como ríos, manantiales, bosques, cerros o cuevas. Las deidades se manifiestan en ciertos animales como el venado, el lobo y el águila real, en plantas como el maíz y el amaranto, o bien en fenómenos meteorológicos como las nubes y el viento.
En ciertos lugares se presentan concentraciones de sitios que forman paisajes sagrados como lo son Huiricuta, Xurahue Muyeca (Sierra de Cardos en Zacatecas) y la propia Sierra de los Huicholes.
El tiempo ritual indígena, que busca una identificación profunda de las personas con los fenómenos naturales, ha logrado sobrevivir en un medio utilitario, de cambio acelerado y degradación.

Ruta a Huiricuta
La ruta al este, rumbo a Huiricuta, sobresale por su jerarquía en los ciclos rituales, la frecuencia con que se utiliza y el número de usuarios. Su longitud es aproximadamente de 450 km en sentido este noreste. Comienza en el corazón del territorio huichol, atraviesa los estados de Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí y termina en la región de Huiricuta, adyacente al poblado histórico de Real de Catorce.
Además de venerar y visitar a docenas de deidades y sitios sagrados, una de las funciones principales de la ruta es la recolecta de diversas plantas. Entre ellas, destaca el peyote, cactácea enteógena que es endémica del Desierto Chihuahuense. Durante milenios, numerosas culturas originarias han utilizado el cacto sagrado con fines medicinales o para establecer comunicación con deidades y antepasados.

Rutas prehispánicas de intercambio
Las rutas actuales de peregrinación de los huicholes son el relicto vivo más representativo de las rutas de intercambio que conectaron y enriquecieron culturalmente a los pueblos del continente americano por milenios.
Ya sea por motivos comerciales, políticos, bélicos, religiosos o de exploración, los intercambios han influido en el desarrollo y la complejidad de las culturas. En América, gracias a ellas se dieron procesos de integración continental en direcciones múltiples a lo largo de milenios. Regiones tan distantes como el norte de Chile y el Occidente de México se comunicaron al menos desde el 1500 a.C.
Conforme se estructuraban los sistemas de intercambio, se fueron creando códigos de información simbólica, dando origen al intercambio ceremonial. Los bienes exóticos más cotizados desempeñaron un papel clave, tanto en el comercio como en las guerras:
minerales como la turquesa, la obsidiana, la plata o el cobre; subproductos de origen animal y vegetal como conchas de moluscos, plumas, maíz, chile o cacao; plantas enteógenas como el peyote o el tabaco y hasta seres humanos como esclavos o concubinas.
El territorio de los huicholes en la Sierra Madre ha tenido oferta escasa de bienes preciosos. Sin embargo, los huixaritari y sus antepasados fueron actores en los sistemas de intercambio y guerras regionales. Su posición geográfica les permitió participar en el comercio entre las llanuras costeras con sus puertos marítimos y los principales caminos de tierra adentro. Estos últimos, como la ruta de la turquesa o la ruta de propagación del maíz y del frijol, tejieron los vínculos entre Mesoamérica y el Norte de México (o Suroeste de los Estados Unidos).
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El corredor biocultural atraviesa el sur de tres ecorregiones de relevancia planetaria por su aportación a la biodiversidad. Incluye zonas de singularidad ecológica que están reconocidas como áreas prioritarias para la conservación en México.


El corredor brinda otros servicios ambientales indispensables como la mitigación de los efectos del cambio climático, incluyendo “cold spots” o zonas de alto secuestro de carbono y regiones prioritarias para el ciclo de agua.
Golfo de California
El Golfo de California integra ecosistemas marinos, litorales y terrestres de gran productividad biótica. Tan sólo en mamíferos marinos, están representadas el 35% de las especies del mundo.
Sus islas y litorales son un área notable de anidación de aves y conforman, junto con la vertiente Pacífica de la península de Baja California, un corredor migratorio transcontinental. En la planicie costera de esta ecorregión, se localizan las Marismas Nacionales, humedales salobres que encierran uno de los manglares mejor conservados del litoral Pacífico de América.

Humberto Fernández
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CHAC

Sierra Madre Occidental
La Sierra Madre Occidental tiene una gran variedad de climas que genera una diversidad ecológica notable. La topografía compleja y los espectaculares rangos altitudinales (600 a 3,200 msnm) favorece la coexistencia de una amplia gama de formaciones vegetales entre las que se encuentran bosques tropicales caducifolios y subcaducifolios, bosques espinosos, matorrales, pastizales, bosques de galería o bosques de pino-encino. Todas ellas son ricas en endemismos y también son refugio de flora y fauna singular.
Humberto Fernández
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CHAC
Desierto Chihuahuense
El Desierto Chihuahuense es una de las tres áreas desérticas biológicamente más ricas del planeta, cubriendo casi una cuarta parte del territorio mexicano. Alberga más de 3,000 especies de plantas, incluyendo 350 de cactáceas. Está flanqueado por la Sierra Madre Oriental y la Occidental, lo que impide el paso de la humedad proveniente del mar. Lo conforman planicies aluviales, bolsones endorreicos y serranías dispersas conocidas como “islas de vegetación”. Estas “islas” están cubiertas de bosques de coníferas y, donde se unen con los matorrales desérticos que las rodean, crean hábitats singulares.

Leonardo Fernández
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CHAC
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Áreas protegidas y áreas prioritarias para la conservación
A lo largo de los territorios que atraviesa el corredor hay zonas en buen estado de conservación, con hábitats singulares y especies endémicas o remanentes. Varias de estas zonas se han incluido dentro de alguna de las distintas categorías de “áreas prioritarias para la conservación” o bien han sido decretadas como áreas protegidas.
Éstas han sido identificadas o establecidas por instituciones nacionales (Conabio, Semarnat - Conanp) e internacionales (WWF, UNESCO y IUCN). En este sentido, cabe resaltar la inclusión de la Ruta a Huiricuta en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En el siguiente cuadro se exponen las áreas prioritarias y las áreas protegidas a lo largo del corredor biocultural huichol:
ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS
Regiones Terrestres PRIORITARIAS
Regiones Hidrológicas
PRIORITARIAS
Áreas de Importancia para la
Conservación de las Aves
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Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego No. 043
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Cerro de La Bufa
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Decreto Federal de Sitios Sagrados y Rutas de Peregrinación
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Parque Ecológico del Bicentenario
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Parque Estatal Ruta Huichola en Zacatecas
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Reserva Natural y Cultural de Huiricuta
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Sitio de Patrimonio Cultural Huichol en San Blas
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Cuenca del Río Jesús María
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Marismas Nacionales
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Pastizales Gipsófilos de Matehuala
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Tokio
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Sierra de los Huicholes
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Camacho – Gruñidora
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Río Baluarte - Marismas Nacionales
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San Blas - La Tovara
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Venado- Moctezuma
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Selvas Nayaritas
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El Carricito
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Marismas Nacionales
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Monte Escobedo
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Sierra de Catorce







Área Clave para la Biodiversidad (KBA)

Sitio Ramsar
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En los sistemas de conocimiento indígenas el ser humano pertenece a la Tierra y no a la inversa. El paisaje es espejo del cosmos y contiene la memoria histórica del pueblo que lo concibe. Aún sobreviven tradiciones de peregrinaje en las que rutas ancestrales marcan las pautas para revivir y estudiar los códices inscritos en el paisaje, funcionando como <<universidades itinerantes>>.
En América y especialmente en México, dichas peregrinaciones se desarrollan en territorios extensos que brindan servicios ambientales imprescindibles, formando así corredores bioculturales. Estos corredores ofrecen un marco privilegiado para fortalecer el capital social y el desarrollo sostenible a partir de raíces culturales profundas. El caso más evidente sucede con la geografía cultural del pueblo Huichol.
Las rutas huicholas son itinerarios ancestrales con un contenido ritual extraordinario que ha sobrevivido a la adversidad. Actualmente son el remanente vigente más representativo del gran enjambre de rutas de intercambios que durante milenios enriqueció social y culturalmente a América.
Los espacios más importantes de la geografía huichola se encuentran en un corredor de 600 kilómetros y de anchura variable, que se extiende en dirección noreste desde el litoral de Nayarit hasta Huiricuta, al norte de San Luis Potosí. Este corredor transcurre por tres ecorregiones de alta relevancia por su contribución a la biodiversidad mundial.
